martes, 8 de abril de 2014

Los juegos de palabras son quizá de las cosas que más disfruto; ver las ilimitadas posibilidades del lenguaje para crear ocurrentes frases capaces de sorprendernos, dar la vuelta a las palabras hasta generar magia, descubrir siempre un camino inexplorado para convertir las letras en asombrosos párrafos... en fin.

Hace unos días descubrí el proyecto de Juegos de ingenio quienes evidencian parte de esa magia e increíbles posibilidades del lenguaje. Pues bien, en Juegos de ingenio se propusieron el reto de contar parte de la Historia a través de breves pero creativos párrafos que cuenten únicamente con palabras de cuatro letras o menos. Así, nos presentan un agradable recorrido por momentos específicos, entre los que condensan la historia de la creación del universo, el descubrimiento de América, los viajes de Marco Polo y la invención de distintos aparatos.

Imágenes en Juegos de ingenio

Este fragmento que narra las aportaciones de Galileo Galilei al mundo de la astronomía es una muestra del fascinante trabajo que han hecho Juegos de ingenio contando tan amenamente esas historias limitadas a palabras cortas, historias de las que todos conocemos al menos un poco por lo que no será difícil descifrarlas.

Otro tipo hizo un día un cono con una lupa para ver más allá. Pudo ver el Sol, la Luna, el dios rojo y los aros del dios del mar. Con ese cono pudo ver cómo era la cosa: «El sol no sale ni se pone», dijo al rey. «Es el orbe el que gira, no el sol». Pero el rey dijo «Ah, pero ud no cree en dios. Eso está mal. Si no dice ante la masa que así no es, lo mato». Y el tipo no tuvo otra. Dijo en voz alta: «Está bien, con mi lupa se ve mal, el orbe no gira». Y dijo en voz baja: «Pero para mí que sí gira». El rey no lo oyó, pero otro sí, e hizo su cono con lupa a su vez. Pero eso es ya otra cosa, que no diré acá.


Y aunque podría apostar que el trabajo realizado no es cosa simple, sin duda, ésta es seguramente la forma más curiosa y sencilla que he leído sobre la invención del foco eléctrico:
Y hubo otro tipo más, un tal Alva, que tomó un hilo, lo puso en un tubo y le sacó el aire. Le puso una pila y lo hizo dar luz. Con eso no se hizo rico, pero aún nos dió más: usó un tubo de cera para dar al oído la nota o la voz que otro daba.

Los episodios históricos de Juegos de ingenio pueden encontrarse completos en su blog oficial contados como Historia universal en palabras de cuatro letras o menos.

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