martes, 20 de mayo de 2014

Ésta es una de las colecciones que lamentablemente, para la mayoría de las personas, sólo se posan ante nuestro ojos a través de fotografías, y es que el artista Jason de Caires Taylor, tuvo la osadía de convertir el fondo del mar en un museo al crear fascinantes esculturas bajo el agua.


Quizá sea eso lo que las hace especiales y las dota de estupenda singularidad, pues permanecen ocultas, sumergidas entre olas y burbujas conviviendo con criaturas marinas. Su majestuoso trabajo, conocido como Jardines de esculturas submarinas, encontró como primer punto la Bahía Molinere en la isla Granada donde se han colocado las primeras figuras de acero y concreto con la virtud de contribuir a regenerar el entorno marino al convertirse en una especie de arrecifes de coral artificiales.


Su trabajo se ha extendido a otros espacios llegando al Parque Nacional Marino de Cancún, Isla Mujeres y Punta Nizuc, en México. Y si bien, disfrutar de este proyecto no es cosa sencilla, cabe anotar que cada estatua está diseñada con tal cuidado para soportar en la medida de lo posible la furia de las corrientes marinas, aunque, por supuesto, no son inmunes a ellas. Esta es parte de su colección.















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